Biografía



Para escribir historia es necesario que no exista ninguna pasión, ninguna preferencia, ningún resentimiento, lo que es imposible evitar cuando a uno le afecta el acontecimiento. Creemos simplemente poder asegurar que para describir bien este acontecimiento o al menos para relatarlo justamente, es preciso estar algo lejos de él, es decir, a la distancia suficiente para estar a salvo de todas las mentiras con las que pueden rodearle la esperanza o el terror.


Marqués de Sade, Historia secreta de Isabel de Baviera reina de Francia (prefacio)



En la biografía de Sade podemos encontrar dos incidentes: uno el escándalo de Arcueil, un encuentro con una prostituta3 y el otro el caso de Marsella, un día de orgía en el que las muchachas, prostitutas también, resultaron intoxicadas probablemente por la comida y difícilmente por caramelos de cantárida. Los dos, por los azares de la vida, se convirtieron en grandes escándalos que traspasaron las fronteras de Francia. Poco más sobresaliente encontramos de escandaloso en la biografía de Sade que no sea sospechoso de formar parte de su leyenda:



Cuando se ha perseguido a un escritor durante más de 150 años como si fuera un personaje cruel e inhumano, se espera, en lo que concierne a la descripción de su vida, algo así como la biografía de un monstruo. Pero la vida del marqués de Sade resulta mucho menos aberrante de lo que uno teme y lo que realmente puede calificarse de espantoso es el destino que le acechó mientras vivía.
Walter Lenning, Biografía del Marqués de Sade (primer párrafo)



Nadie que se acerque a Sade lo hará de modo indiferente, y sus novelas, calificadas por Georges Bataille como «apología del crimen»,2 aquellas por las que ya en vida le diagnosticase «demencia libertina», aún estando prohibidas, circularon clandestinamente durante todo el siglo XIX y medio siglo XX, hasta que se normalizó su publicación. La repulsa de estas novelas provocó que en el siglo XIX se agrandara una leyenda que alcanza a nuestros días:



«He aquí un nombre que todo el mundo conoce y que nadie pronuncia: tiembla la mano al escribirlo y, cuando se lo pronuncia, en los oídos resuena un sonido lúgubre. Los libros del marqués de Sade han asesinado más niños que los que podrían matar veinte mariscales de Retz, los siguen asesinando aún .Rodeaba a este hombre un aire pestilente que lo hacía odioso a todo el mundo.  Hoy en día, es un hombre a quien todavía se honra en las cárceles; allí es el dios, allí es el rey, allí es esperanza y orgullo. ¡Qué historia! Pero, ¿por dónde comenzar, qué aspecto enfocar de este monstruo y quién nos asegurará que en esta contemplación, aunque realizada a distancia, no nos alcanzará alguna salpicadura lívida?»



Jules Janin, Revue de París, 1834.5



A principios del siglo XX, Apollinaire rescata su obra del «infierno» de la Biblioteca Nacional francesa y reivindica su figura y André Breton y los surrealistas lo ensalzan. Desde entonces, junto a biografías que intentan acercarse a la realidad del personaje, como las de Maurice Heine y Gilbert Lely, surgen otras muchas que recrean la leyenda más o menos abiertamente. Así narraba Guy de Massillon en 1966 el escándalo de Marsella:


Algunas mujeres gritan histéricamente, otras, dominadas por un fuerte temblor, se arrojan al piso donde se revuelven sin parar. Otras mujeres han empezado a desnudarse en tanto lanzan gemidos de intenso e insatisfecho placer [todo, consecuencia de la pócima afrodisíaca suministrada por Sade]. Pero no son ellas las únicas en sufrir esa extraña colectiva enfermedad. También, los hombres van de aquí para allá, como perros rabiosos, gesticulando, gritando obscenidades y luego… Luego se suceden escenas del más crudo sexualismo. Una mujer casi completamente desnuda se asoma al balcón ofreciéndose a los hombres, otras siguen su ejemplo, una de ellas, más frenética que otras, se lanza de cabeza al vacío.



Guy de Massillon, El goce y la crueldad, 1966.6



En la actualidad la figura de Sade sigue despertando filias y fobias; pasados 200 años desde su muerte no parece que éste sea el tiempo necesario para alcanzar la suficiente distancia que nos acerque a él de forma objetiva. En 1909, Apollinare escribió: «La biografía completa del Marqués de Sade no se ha escrito todavía, pero no hay duda de que, reunidos todos los materiales, será posible en breve establecer la existencia de un hombre notable que aún permanece en el misterio y sobre el cual han corrido y corren gran número de leyendas».7 Hoy en día, aquellas leyendas siguen circulando sin que se haya logrado establecer una biografía canónica que nos esclarezca al personaje.